EL CAPITAL
PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Ciertamente,
el modo de exposición debe distinguirse, en lo formal, del modo de
investigación. La investigación debe apropiarse pormenorizadamente
de su objeto, analizar sus distintas formas de desarrollo y rastrear
su nexo interno. Tan sólo después de consumada esa labor, puede
exponerse adecuadamente el movimiento real. Si esto se logra y se
llega a reflejar idealmente la vida de ese objeto es posible que al
observador le parezca estar ante una construcción apriorística.
Mi
método dialéctico no sólo difiere del de Hegel, en cuanto a sus
fundamentos, sino que es su antítesis directa. Para Hegel el proceso
del pensar, al que convierte [20] incluso, bajo el nombre de idea, en
un sujeto autónomo, es el demiurgo de lo real; lo real no es más
que su manifestación externa. Para mí, a la inversa, lo ideal no es
sino lo material traspuesto y traducido en la mente humana. En él la
dialéctica está puesta al revés. Es necesario darla vuelta, para
descubrir así el núcleo racional que se oculta bajo la envoltura
mística.
El
movimiento contradictorio de la sociedad capitalista se le revela al
burgués práctico, de la manera más contundente, durante las
vicisitudes del ciclo periódico que recorre la industria moderna y
en su punto culminante: la crisis general. Esta crisis nuevamente se
aproxima, aunque aún se halle en sus prolegómenos, y por la
universalidad de su escenario y la intensidad de sus efectos,
atiborrará de dialéctica hasta a los afortunados advenedizos del
nuevo Sacro Imperio prusiano-germánico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario