domingo, 30 de junio de 2013

Resumen MARX - EL CAPITAL Capitulo IV

                    Capítulo IV                     
Cómo se convierte el dinero en capital
La fórmula general del capital:
La circulación de mercancías es el punto de arranque del capital.
La producción de mercancías y su circulación forman las premisas históricas en que surge el capital.
El dinero es resultado final de la circulación de mercancías y la forma inicial en que se presenta el capital.
La forma directa de la circulación de mercancías es M – D – M, vender para comprar.
Pero, al lado de esta forma, nos encontramos con otra distinta D - M – D, comprar para vender. El dinero en esta forma de circulación es el que se transforma en capital. El resultado de este proceso es el intercambio de dinero por dinero, D – D.
Hay algo que distingue ambos ciclos: M – D – M y D – M – D
Es el orden inverso en que se desarrollan. La circulación simple de mercancías comienza con la venta y acaba con la compra, la circulación del dinero en función de capital comienza con la compra y acaba con la venta. En una el punto de arranque y la meta final del movimiento es la mercancía: en otra el dinero.
En la circulación M – D – M, el dinero acaba siempre convirtiéndose en una mercancía, empleada como valor de uso. En cambio en D – M – D el comprador sólo desembolsa dinero para volver a embolsarlo cuando vende.
El ciclo M – D – M termina cuando la venta de una mercancía arroja dinero y éste es absorbido por la compra de otra mercancía. El ciclo M – D – M arranca en el polo de una mercancía y se cierra con el polo de otra mercancía, que sale de la circulación y entra en la órbita del consumo. Su fin último es la satisfacción de necesidades, o, dicho en otros términos, el valor de uso.
Por el contrario, el ciclo D – M – D arranca del polo del dinero para retornar por último al mismo polo. Su motivo propulsor y su finalidad determinante es el propio valor de cambio.
En la circulación simple de mercancías ambos polos presentan la misma forma económica. Ambos son mercancías. Son, además, mercancías de la misma magnitud de valor. Pero cualitativamente, son valores de uso distintos, por ejemplo, trigo y traje.
A primera vista, el ciclo D – M – D parece absurdo porque acaba por donde empezó. Ambos polos presentan en él la misma forma económica. Ambos son dinero, y, por tanto, valores de uso entre los cuales no media ninguna diferencia cualitativa. Cambiar una cantidad de dinero por otra igual sería una operación absurda. Las sumas de dinero sólo se distinguen por su magnitud.
Por tanto, el proceso D – M – D debe su contenido a una diferencia cuantitativa. El proceso acaba siempre sustrayendo a la circulación más dinero del que a ella se lanzó.
Este incremento o excedente que queda después de cubrir el valor primitivo es la PLUSVALÍA .
Por tanto, el valor primeramente desembolsado no sólo se conserva en la circulación, sino que su magnitud de valor experimenta, dentro de ella, un cambio, se incrementa con una plusvalía, se valoriza. Y este proceso es el que lo convierte en capital.
D se ha convertido en D + Δ D. Como agente consciente de este movimiento, el poseedor de dinero se convierte en capitalista y su finalidad es la apropiación progresiva de riqueza.
El valor se convierte, por tanto, en valor progresivo, en dinero progresivo, o lo que es lo mismo, en capital.


Si se cambian equivalentes, no se produce plusvalía, ni se produce tampoco aunque se cambien valores no equivalentes. La circulación o el cambio de mercancías no crea valor.
¿ Es que la plusvalía puede brotar de otra fuente que no sea la circulación ?
El capital no puede brotar de la circulación, ni tampoco fuera de ella.
Tiene necesariamente que brotar en ella y fuera de ella, al mismo tiempo.


El capitalista tiene necesariamente que comprar las mercancías por lo que valen y venderlas por su valor, y sin embargo, sacar al final del proceso, más valor del que invirtió. Este incremento del dinero tiene que operarse en la órbita de la circulación y fuera de ella a un mismo tiempo.

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