LAS
TEORIAS DE LAS CLASES EN MARX
1. Fundamentos
del modelo en Marx
Según la teoría de Marx, la sociedad clasista es el
producto de una determinada sucesión de cambios históricos. Las
formas más primitivas de sociedad humana no son clasista. En las
sociedades «tribales» se da
sólo una división del trabajo muy pequeña y la propiedad que
existe es poseída conjuntamente por los miembros de la comunidad. La
expansión de la división del trabajo, junto con el mayor nivel de
riqueza que produce, va acompañada del crecimiento de la propiedad
privada; lo que lleva consigo la creación de un producto excedente
del que se apropia una minoría de no productores que en consecuencia
mantienen una relación de explotación vis-à-vis
con
la mayoría de los productores.
Las diversas formas
y resultados de los conflictos de clase en la historia explican las
diferentes posibilidades producidas por el reemplazamiento de un tipo
de sociedad por otro. El resultado, sin embargo, es un nuevo sistema
de dominio de clases, porque esta secuencia de cambios
revolucionarios se basa en el desplazamiento parcial de un tipo de
propiedad de los medios de producción.
Tres
conjuntos de factores dificultan el estudio del concepto marxista de
clase. El primero se refiere a una cuestión de terminología. El
segundo corresponde al hecho de que existan dos construcciones
conceptuales
que pueden deducirse de los escritos de Marx en relación con la
noción de clase: un
modelo abstracto o «puro» de dominación de clase,
que se aplica a todos los tipos de sistemas clasistas; y unas
descripciones más
concretas de las características específicas de las clases
determinadas en sociedades. El tercero concierne al análisis de Marx
de las clases en el capitalismo.
La cuestión
terminológica: el nudo de la cuestión estriba en que la
terminología de Marx es imprecisa. Mientras normalmente utiliza el
término «clase», emplea también palabras como «estrato» y
«estamento» como si fueran intercambiables con el primero. Más
aún, utiliza la palabra «clase» para varios grupos que son
evidentemente sólo partes o sectores de «clase» propiamente
dichos.
El modelo «modelo
abstracto» de Marx se trata de un modelo dicotómico. En cada tipo
de sociedad de clases existen dos clases fundamentales. Las
relaciones de propiedad constituyen el eje de este sistema
dicotómico: una minoría de «no productores», que controla los
medios de producción, pueden utilizar esta posición de control para
extraer de la mayoría de los «productores» el producto excedente
que es la fuente de su subsistencia. La «clase» se define así en
función de la relación entre los diferentes grupos de individuos
con los medios de producción. Esto se encuentra integralmente ligado
a la división del trabajo, porque es necesaria una división del
trabajo relativamente desarrollada para la creación del producto
excedente sin el cual no pueden existir clases. La «clase» no debe
identificarse con la fuente de ingresos en la división de la renta.
Es un axioma del
modelo abstracto de clases de Marx que la dominación económica está
unida a la dominación política. El control de los medios de
producción proporciona el control político. Y así la división
dicotómica de las clases es una división tanto de propiedad como de
poder. Así, las clases expresan una relación no sólo entre
«explotadores y explotados», sino también entre «opresores y
oprimidos». Toda clase dominante trata de estabilizar su posición
imponiendo una ideología que la legitime, que racionalice su
posición de dominación económica y política y explique a la clase
subordinada por qué aceptar esta subordinación.
Las
clases se conciben como basadas en las relaciones de
mutua
dependencia y
conflicto.
Las clases en el sistema dicotómico se encuentran en una situación
de reciprocidad de forma que ninguna
clase puede escapar a esa relación sin perder su identidad como
«clase» diferenciada.
Esta reciprocidad es asimétrica, pues descansa en la extracción de
plusvalía de una clase por otra. Sus intereses son excluyentes y
constituyen la base para el estallido potencial de luchas abiertas.
El «conflicto»
de
clases se refiere a la oposición de intereses motivada por la
relación de explotación inherente a la relación de clases
dicotómica.
La
clase sólo se convierte en un agente social importante cuando asume
un carácter directamente político, cuando es foco de una acción
colectiva. Unicamente bajo ciertas condiciones una clase «en
si» se
convierte en una clase «para sí».
La
mayor parte de los elementos problemáticos que existen en la teoría
de clases de Marx se derivan de la aplicación de este modelo
abstracto a formas históricas, específicas de sociedad. La primera
cuestión es la relación entre el sistema de clases dicotómico
presupuesto por el modelo abstracto, y la pluralidad de clases que,
existe en todas las formas históricas de sociedad. Cada
tipo histórico de sociedad está estructurado en torno a una
división dicotómica respecto a las relaciones de propiedad. Pero
mientras esta división dicotómica es el «eje»
fundamental de la estructura social, esta sencilla relación de clase
se complica por la existencia de otros tres tipos de grupos, dos de
los cuales son «clases»
en
un sentido estricto, mientras que el tercero se representa un caso
marginal. Estos son: 1)
Las «clases
de transición»
que
se encuentran en el proceso de formación dentro de una sociedad
basada en un sistema de clases que se está haciendo anticuado. 2)
Las «clases
de transición»
que,
por el contrario, representan elementos de un conjunto superado de
relaciones de producción
que se prolongan dentro de una nueva forma de sociedad. Representan
el hecho de que un cambio social radical no se realiza de la noche a
la mañana, sino que se constituye un largo proceso de desarrollo, de
forma que existe una superposición masiva de diferentes tipos de
sistemas dicotómicos de clases. 3)
La tercera categoría son los «grupos
de cuasi-clase»,
en
el sentido de que se puede decir que comparten ciertos intereses
económicos comunes; pero cada uno de ellos se mantiene al margen del
conjunto dominante de relaciones de clase dentro de las sociedades de
las clase que forman parte. A estas tres categorías se le puede
añadir un cuarto factor de complicación del sistema dicotómico
abstracto: 4) los sectores o subdivisiones de clase. Las clases no
son entidades homogéneas respecto a las relaciones sociales a las
que dan lugar.
2. Capitalismo y
desarrollo capitalista
El modelo abstracto
del capitalismo de Marx parte de un difícil problema de la teoría
económica –que estaba completamente enmascarado en la teoría
ortodoxa de la economía política. Se trata del problema del origen
de la plusvalía. La esencia del capitalismo se expresa en la
relación de clases entre el capital y el trabajo asalariado. Ésta
relación debe basarse en la apropiación de la plusvalía por la
clase capitalista.
El capitalismo
presupone lo que Marx llama una separación entre «el individuo
personal y el individuo de clase». El carácter «económico» del
trabajador se ve amputado o alienado de su carácter de ser humano
integral. En el capitalismo, el trabajo se considera lo mismo que
cualquier otra mercancía. La plusvalía se explica por referencia al
hecho de que, como la fuerza de trabajo del obrero es una mercancía,
su «costo de producción» puede calcularse exactamente igual que el
de cualquier otra mercancía. Este se obtiene por el costo de
proporcionar al trabajador los suficientes ingresos para como para
«producir y reproducirse a sí mismo»: ka diferencia de esto y el
valor total creado por el obrero es el origen de la plusvalía.
La relación entre
capital y trabajo asalariado implica la creación de un mercado libre
competitivo tanto en el capital como en el trabajo. Existen, en el
modelo abstracto, dos procesos de especial importancia: 1) la
incipiente socialización de las fuerzas de mercado, que se
manifiesta sobre todo en el crecimiento de las sociedades anónimas
–«capitalismo sin capitalistas»–, y 2) la polarización de las
clases, el capital y el trabajo asalariado. El primero supone una
transformación de los mismos principios en los que se basa el
capitalismo.
La relevancia de
las sociedades anónimas se debe a que proporcionan una demostración
palpable de que la industria moderna puede funcionar sin la
intervención directa de la propiedad privada. Las sociedad anónimas,
de este modo, como «desarrollo final de la producción capitalista»,
llevan a efecto «la abolición del modo de producción capitalista
dentro del propio modo de producción capitalista».
Como consecuencia
de su propio funcionamiento el capitalismo se transforma a sí mismo
«desde adentro». En el modelo abstracto del capitalismo, el
desarrollo del potencial revolucionario de la clase obrera está
ligado a tres aspectos de la polarización de clases: a) la
desaparición de aquellas clases y segmentos de clases que complican
el sistema principal dicotómico de clases compuesto por el capital y
el trabajo asalariado; b) la progresiva eliminación de sectores
diversificado dentro de la propia clase obrera; c) la creciente
disparidad entre la riqueza material del capital y la del trabajo
asalariado.
El empeoramiento de
la situación relativa del grueso de la clase obrera, por otra parte,
junto con los aspectos de la «polarización», proporcionan la
combinación de circunstancias que promueven el desarrollo de la
conciencia de clase del proletariado.
Pero la «conciencia
de clase» sólo es importante cuando adopta una forma organizada y,
una forma política. El propio carácter de la democracia burguesa,
con su esfera rigurosamente delimitada de lo «político»,
posibilita unas formas de unión y de organización partidista que
permiten plantear las reivindicaciones revolucionarias de la clase
obrera.
Constituye un error
considerar los principios establecidos por Marx en su modelo
abstracto de desarrollo capitalista como «predicciones» sobre el
futuro próximo de las sociedades capitalistas históricas.
Hay dos nociones
parcialmente independientes sobre el cúmulo de circunstancias que
pueden originar la transformación revolucionaria del capitalismo.
Una es la tesis de que el sometimiento de un país socialmente
atrasado a la influencia de una tecnología industrial avanzada puede
crear una conjunción explosiva de acontecimientos que produzca una
«etapa burguesa» de la sociedad muy pasajeramente a la que
rápidamente siga una revolución socialista. La segunda versión de
la teoría del cambio revolucionario es la que se desprende
directamente del modelo abstracto de desarrollo capitalista elaborado
en El Capital. En este caso, las circunstancias que promueven
la revolución se estimulan, no por un choque entre lo viejo y lo
nuevo, sino por la maduración interna del propio capitalismo.
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