miércoles, 24 de julio de 2013

Resumen MARX - EL CAPITAL Capitulo XII

CAPITULO XII
DIVISION DEL TRABAJO Y MANUFACTURA
1. Doble origen de la manufactura
La cooperación fundada en la división del trabajo asume su figura clásica en la manufactura. En cuanto forma característica del proceso capitalista de producción, predomina durante el período manufacturero propiamente dicho, el cual dura, en líneas muy generales, desde mediados del siglo XVI hasta el último tercio del XVIII.
La manufactura surge de dos maneras.
La primera consiste en reunir en un taller, bajo el mando del mismo capitalista, a trabajadores pertenecientes a oficios artesanales diversos e independientes, por cuyas manos tiene que pasar un producto hasta su terminación definitiva. Combinación de diversos oficios artesanales bajo el mando del mismo capital.
Pero la manufactura se origina, también, siguiendo un camino inverso. Muchos artesanos que producen lo mismo o algo similar, son utilizados simultáneamente por el mismo capital en el mismo taller. Estamos ante la cooperación en su forma más simple. Cada uno de esos artesanos (con la ayuda tal vez de uno o dos oficiales) hace la mercancía íntegra y, por tanto, ejecuta sucesivamente las diversas operaciones requeridas para su producción. Trabaja a su [411] vieja manera artesanal. Con todo, circunstancias exteriores pronto dan motivo a que se utilice de otro modo. La mercancía, antes producto individual de un artesano independiente que hacía cosas muy diversas, se convierte ahora en el producto social de una asociación de artesanos, cada uno de los cuales ejecuta constantemente sólo una operación, siempre la misma.
El modoe n que se origina la manufactura, su formación a partir del artesanado presenta un carácter dual. Surge aquélla, por una parte, de la combinación de oficios artesanales autónomos, de índole diversa, que pierden su autonomía y se vuelven unilaterales hasta el punto de no constituir más que operaciones parciales, mutuamente complementarias, en el proceso de producción de una y la misma mercancía. La manufactura se inicia, por otro lado, a partir de la cooperación de artesanos del mismo oficio, disgrega el mismo oficio individual en sus [412] diversas operaciones particulares y las aísla y autonomiza hasta el punto en que cada una de las mismas se vuelve función exclusiva de un obrero en particular.
Compuesta o simple, la operación sigue siendo artesanal, y por tanto dependiente del vigor, habilidad, rapidez y seguridad del obrero individual en el manejo de su instrumento. La destreza artesanal continúa siendo la base del proceso de producción, cada obrero queda ligado exclusivamente a una función parcial. esa división del trabajo constituye un tipo particular de la cooperación, y varias de sus ventajas derivan de la esencia general de la cooperación, y no de esa forma particular de la misma.
2. El obrero parcial y su herramienta
El obrero colectivo, [413] combinado, que constituye el mecanismo vivo de la manufactura, se compone tan sólo de esos obreros parciales y unilaterales. En comparación con la artesanía independiente, pues, se produce más en menos tiempo, esto es, se acrecienta la fuerza productiva del trabajo. Asimismo, una vez que el trabajo parcial se ha vuelto autónomo convirtiéndose en función exclusiva de una persona, su método se perfecciona. La repetición continua de la misma actividad limitada y la concentración de la atención en dicha actividad enseñan empíricamente a alcanzar con el empleo mínimo de fuerzas el efecto útil propuesto. Pero como las diversas generaciones de trabajadores conviven siempre y cooperan al mismo tiempo en las mismas manufacturas, los secretos técnicos del oficio, adquiridos de esa suerte, pronto se afianzan, acumulan y trasmiten.
La productividad acrecentada obedece aquí [415] o a un gasto creciente de fuerza de trabajo en un espacio dado de tiempo –intensidad creciente del trabajo, pues– o a una disminución del consumo improductivo de fuerza de trabajo.
La productividad del trabajo no sólo depende del virtuosismo del trabajador, sino además de la perfección de sus herramientas. La diferenciación de los instrumentos de trabajo, en virtud de la cual instrumentos de la misma clase adquieren formas fijas especiales para cada aplicación útil particular, y su especialización, merced a la cual cada uno de tales instrumentos especiales sólo opera con toda eficacia en las manos de un obrero parcial específico, son rasgos característicos de la manufactura. El período manufacturero simplifica, mejora y multiplica las herramientas de trabajo, adaptándolas a las funciones especiales y exclusivas de los obreros parciales. [416] Crea con ello, a la vez, una de las condiciones materiales para la existencia de la maquinaria, que consiste en una combinación de instrumentos simples.
3. Las dos formas fundamentales de la manufactura:
manufactura heterogénea y manufactura orgánica
La organización de la manufactura presenta dos formas fundamentales. Este carácter dual dimana de la naturaleza misma del artículo producido. O se lo forma mediante el ensamblamiento puramente mecánico de productos parciales independientes, o debe su figura acabada a una secuencia de procesos y manipulaciones interrelacionados.
Los trabajos parciales bien pueden practicarse, a su vez, como oficios artesanales mutuamente independientes; o la cooperación directa de los obreros parciales bajo el mando de un capital. La empresa manufacturera combinada sólo es lucrativa aquí cuando se dan condiciones excepcionales, ya que la competencia entre los [418] obreros que han de trabajar en sus domicilios es la máxima, el fraccionamiento de la producción en una masa de procesos heterogéneos deja poco lugar al empleo de medios de trabajo colectivos, y el capitalista, en el caso de la fabricación dispersa, ahorra la inversión que demandan los edificios fabriles.
El segundo tipo de manufactura, su forma consumada produce obras que recorren fases de desarrollo interrelacionadas, una secuencia de procesos consecutivos.
Como tal manufactura combina oficios artesanales originariamente dispersos, reduce la separación espacial entre las fases particulares de producción del artículo. Disminuye el tiempo de su pasaje de un estadio al otro, y otro tanto [419] ocurre con el trabajo mediante el cual se efectúan esas transiciones. De esta suerte se gana fuerza productiva, en comparación con la artesanía, y esa ganancia deriva precisamente del carácter cooperativo general de la manufactura. Por otra parte, su peculiar principio de la división del trabajo implica un aislamiento de las diversas fases de producción, las cuales, en cuanto otros tantos trabajos parciales de índole artesanal, mantienen su independencia recíproca. Para establecer y conservar el nexo entre las funciones aisladas, se vuelve imprescindible transportar continuamente el artículo de unas manos a otras y de un proceso a otro. Desde el punto de vista de la gran industria, se presenta esto como una limitación característica, costosa e inmanente al principio de la manufactura.
Se determina por la experiencia el tiempo de trabajo necesario en cada proceso parcial para obtener el efecto útil deseado, y el mecanismo total de la manufactura se funda en el supuesto de que en un tiempo de trabajo dado se alcanzará un resultado dado. Sólo en este supuesto pueden seguir su curso ininterrumpida y simultáneamente y yuxtapuestos en el espacio los diversos procesos de trabajo que se complementan entre sí. Es evidente que esta interdependencia directa de los trabajos, y por tanto de los obreros, obliga a cada individuo a no emplear para su función más que el tiempo necesario, con lo cual se genera una continuidad, uniformidad, regularidad, orden y sobre todo una intensidad en el trabajo.
En la producción de mercancías en general el hecho de que en una mercancía no se emplee más tiempo de trabajo que el socialmente necesario para su fabricación, presenta como norma exterior impuesta por la competencia y se presenta así porque, expresándolo de un modo superficial, todo productor individual se ve obligado a vender la mercancía a su precio de mercado. En la manufacturas [421] por el contrario, el suministro de una cantidad dada de productos en un espacio dado de tiempo, se convierte en ley técnica del proceso de producción mismo.
La manufactura, por último, así como en parte surge de la combinación de diversos oficios artesanales, puede transformarse en combinación de diversas manufacturas. Las diversas manufacturas combinadas constituyen entonces departamentos de una manufactura global, más o menos separados en el espacio, y a la vez procesos de producción recíprocamente independientes, cada uno con su propia división del trabajo.
El período manufacturero, que no tarda en proclamar como principio consciente la reducción del tiempo de trabajo necesario para la producción de mercancías, [424] esporádicamente desarrolla también el uso de máquinas.
La maquinaria específica del período manufacturero sigue siendo el obrero colectivo mismo, formado por la combinación de muchos obreros parciales. Las diversa operaciones que el productor de una mercancía ejecuta alternativamente, y que se entrelazan en la totalidad de su proceso de trabajo, le plantean exigencias diferentes. En una de aquéllas debe emplear más fuerza, en la otra más destreza, en la tercera más atención intelectual, etc., y el mismo [425] individuo no posee estas cualidades en grado igual.
Como las diversas funciones del obrero colectivo son más simples o más complejas, más elementales o más elevadas, sus órganos las fuerzas de trabajo individuales requieren un grado de adiestramiento muy diferente y poseen por ende valores muy dispares. La manufactura, pues, desarrolla una jerarquía de las fuerzas de trabajo, a la que corresponde una escala de salarios.
La manufactura, por último, así como en parte surge de la combinación de diversos oficios artesanales, puede transformarse en combinación de diversas manufacturas. Junto a la gradación jerárquica entra en escena la simple separación de los obreros en calificados y no calificados. En el caso de los últimos los costos de aprendizaje desaparecen totalmente; en el de los primeros se reducen, si se los compara con el artesano, porque se ha simplificado la función. Y en ambos casos disminuye valor de la fuerza de trabajo. La desvalorización relativa de la fuerza [427] de trabajo a causa de la supresión o mengua de los costos de aprendizaje, implica directamente una mayor valorización del capital, pues todo lo que reduce el tiempo necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo expande los dominios del plustrabajo.
4. División del trabajo dentro de la manufactura
y división del trabajo dentro de la sociedad
Si nos atenemos únicamente al trabajo mismo, se puede denominar división del trabajo en general al desdoblamiento de la producción social en sus grandes géneros, como agricultura, industria, etc., división del trabajo en particular, al desglosamiento de esos géneros de la producción en especies y subespecies; y división del trabajo en singular, a la que se opera dentro de un mismo taller.
Al igual que la división del trabajo dentro de la manufactura, la división del trabajo dentro de la sociedad y la consiguiente reclusión de los individuos en órbitas [428] profesionales particulares tienen su origen en puntos de partida contrapuestos. Dentro de una familia, y luego de desarrollo posterior dentro de una tribu, surge una división natural del trabajo a partir de las diferencias de sexo y edad, o sea sobre una base estrictamente fisiológica. Con la expansión de la entidad comunitaria, el aumento de la población y, particularmente, el conflicto entre las diversas tribus y el sometimiento de una tribu por otra, dicha división natural del trabajo amplía sus materiales. Por otra parte, como hemos observado ya, el intercambio de productos surge en los puntos en que diversas familias, tribus, entidades comunitarias entran en contacto, puesto que en los albores de la civilización no son personas particulares, sino las familias, tribus, etc., las que se enfrentan de manera autónoma. Diversas entidades comunitarias encuentran distintos medios de producción y diferentes medios de subsistencia en su entorno natural. Difieren, por consiguiente, su modo de producción, modo de vida y productos. Es esta diversidad, de origen natural, la que en el contacto de las entidades comunitarias genera el intercambio de los productos respectivos y, por ende, la transformación paulatina de esos productos en mercancías. El intercambio no crea la diferencia entre las esferas de producción, sino que relaciona entre sí las esferas distintas y las transforma de esa suerte en ramos, más o menos interdependientes, de una producción social global. La división social del trabajo surge aquí por el intercambio entre esferas de producción en un principio diferentes pero independientes unas de otras. Allí donde la división fisiológica del trabajo constituye el punto de partida, los órganos particulares de un todo directamente conexo se dislocan unos de otros, se disocian proceso de disociación al que el intercambio de mercancías con entidades comunitarias extrañas da el impulso principal [429] y se independizan hasta un punto en que es el intercambio de los productos como mercancías lo que media la conexión entre los diversos trabajos.
La base de toda división del trabajo desarrollada, mediada por el intercambio de mercancías, es la separación entre la ciudad y el campo.
La división manufacturera del trabajo requiere que la división del trabajo dentro de la sociedad haya alcanzado ya cierto grado de madurez y desarrollo. Y viceversa: la división manufacturera del trabajo reactúa, desarrollándola y mulplicándola, sobre esa división social del trabajo.
¿Qué caracteriza, por el contrario, la división manufacturera del trabajo? Que el obrero parcial no produce mercancía alguna. Sólo el producto colectivo de los obreros parciales se transforma en mercancía. La [433] división del trabajo en el interior de la sociedad está mediada por la compra y la venta de los productos de diversos ramos del trabajo, la interconexión de los trabajos parciales en la manufactura, a su vez, por la venta de diversas fuerzas de trabajo al mismo capitalista, que las emplea como fuerza de trabajo combinada. La división manufacturera del trabajo supone la concentración de los medios de producción en las manos de un capitalista, la división social del trabajo, el fraccionamiento de los medios de producción entre muchos productores de mercancías, independientes unos de otros.
La división manufacturera del trabajo supone la autoridad incondicional del capitalista sobre hombres reducidos a meros miembros de un mecanismo colectivo, propiedad de aquél; la división social del trabajo contrapone a productores independientes de mercancías que no reconocen más autoridad [434] que la de la competencia.
Si las circunstancias externas provocaban una división progresiva del trabajo, los gremios existentes se escindían en subgéneros, o nuevos gremios se agregaban a los antiguos, pero sin que diversos oficios artesanales se combinaran en el mismo taller. La organización gremial excluye pues la división manufacturera del trabajo, por más que entre las condiciones materiales de existencia del período manufacturero se cuenten la especialización, aislamiento y perfeccionamiento de las industrias propios de aquella organización. Los obreros, en líneas generales, quedaban tan ligados a sus medios de producción como el caracol a su concha, con lo cual faltaba el fundamento primero de la manufactura, la autonomización de los medios de producción, en cuanto capital, frente al obrero.
Mientras que la división del trabajo dentro de la sociedad en su conjunto, se encuentre o no mediada esa división por el intercambio de mercancías, es común a las formaciones económico-sociales más diversas, la división manufacturera del trabajo configura una creación plenamente específica del modo capitalista de producción.
5. El carácter capitalista de la manufactura
Un número relativamente grande de obreros puestos bajo el mando del mismo capital; tal es el punto de partida natural, tanto de la cooperación en general como de la manufactura. Un número relativamente grande de obreros puestos bajo el mando del mismo capital; tal es el punto de partida natural, tanto de la cooperación en general como de la manufactura. Y viceversa, la división manufacturera del trabajo convierte en necesidad técnica el aumento del número de obreros empleado. La división existente del trabajo prescribe al capitalista individual el mínimo de obreros que debe utilizar. De otra parte, las ventajas de una división ulterior están condicionadas por el aumento ulterior del número de obreros, lo que sólo se puede hacer por múltiplos. Pero con la parte variable debe aumentar también la parte constante del capital. La masa de materias primas consumida en un tiempo dado por una cantidad dada de trabajo, aumenta en la misma proporción en que, a causa de su división, se acrecienta la fuerza productiva del trabajo. El aumento progresivo del mínimo de capital en manos del capitalista individual, o la transformación progresiva de los medios de subsistencia y medios de producción sociales en capital es, pues, una ley que surge de las características técnicas propias de la manufactura.
El mecanismo social de la producción, compuesto por los numerosos obreros parciales, pertenece al capitalista. Por ende, la fuerza productiva resultante de la combinación de los trabajos se presenta como fuerza productiva del capital. Si en un principio el obrero vende su fuerza de trabajo al capital porque él carece de los medios materiales para la producción de una mercancía, ahora es su propia fuerza de trabajo individual la que se niega a prestar servicios si no es vendida al capital. El obrero de la manufactura únicamente desarrolla actividad productiva como accesorio del taller del capitalista.
En la manufactura el enriquecimiento del obrero colectivo y por ende del capital en fuerza productiva social, se halla condicionado por el empobrecimiento del obrero en fuerzas productivas individuales.
La cooperación fundada en la división del trabajo, esto es, la manufactura, es en sus inicios una formación debida a un proceso natural. No bien su existencia adquiere cierta consistencia y amplitud, se convierte en una forma consciente, planificada y sistemática del modo capitalista de producción.
A través del análisis de la actividad artesanal, de la conversión de los instrumentos de trabajo en específicos, de la formación de los obreros parciales y de su agrupamiento y combinación en un mecanismo colectivo, la división manufacturera del trabajo genera la gradación [444] cualitativa y la proporcionalidad cuantitativa de procesos sociales de producción, o sea determinada organización del trabajo social, y desarrolla así, a la vez, una nueva fuerza productiva social del trabajo. La manufactura no es más que un método especial de producir plusvalor relativo o de aumentar a expensas de los obreros la autovalorización del capital, o sea lo que se denomina riqueza social.
La economía política, que como ciencia especial no surgió hasta el período manufacturero, considera la división social del trabajo únicamente desde el punto de vista de la división manufacturera del trabajo , esto es, como medio para producir más mercancías con la misma cantidad de trabajo, y por tanto para abaratar las mercancías y acelerar la acumulación del capital. En antítesis radical con este énfasis en la cantidad y en el valor de cambio, los escritores de la Antigüedad clásica se atenían exclusivamente a la calidad y al valor de uso.
Al mismo tiempo, la manufactura no podía ni apoderarse de la producción social en toda su amplitud, ni revolucionarla en profundidad. Descollaba, como obra económica de artificio, sobre la amplia base de las artesanías urbanas y de la industria domiciliaria rural. Al alcanzar cierto grado de desarrollo, su propia y estrecha base técnica entró en contradicción con las necesidades de producción generadas por ella misma.
Una de sus creaciones más logradas fue el taller para la producción de los propios instrumentos de trabajo, y ante todo, también, de los complejos aparatos mecánicos ya empleados entonces.



No hay comentarios:

Publicar un comentario