La
genealogía del Estado en Marx
José Ernesto Castillo
José Ernesto Castillo
Un problema previo: ¿cómo se lee un clásico?
Podemos
visualizar un tipo de escritura y un interés centralmente filosófico
en los textos anteriores a La ideología alemana
y las Tesis sobre Feuerbach.
Nos parece adecuado clasificar como “textos de juventud” al
conjunto de la obra de Marx hasta los dos textos antes mencionados.
En estos textos, su foco está puesto hacia la crítica filosófica.
También
vamos a acordar en ubicar a las Tesis sobre Feuerbach y
a La ideología alemana
como textos de “ruptura”. Y daremos, entonces, la jerarquía de
textos del Marx “adulto a los producido a continuación.
Textos de juventud
A)
Período radical-democrático:
Artículos
periodísticos de la Gaceta del Rhin
B)
Período de pasaje al comunismo:
Critica
a la filosofía del estado de Hegel (manuscrito)
La
cuestión judía (en Anales
Franco-Alemanes)
Introducción
a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel
(ídem anterior)
Manuscritos
económico-filosóficos de 1844
La
Sagrada Familia
Textos de ruptura:
Tesis
sobre Feuerbach
Ideología
alemana
Textos de Marx adulto:
A)
Período París-Bruselas-Revoluciones de 1848:
La
miseria de la filosofía
Manifiesto
Comunista
La
lucha de clases en Francia 1848-1851
Trabajo
asalariado y capital
B)
Período de exilio en Londres:
El
XVIII Brumario de Luis Bonaparte
Manuscritos
e crítica a la economía política
Contribución
a la crítica a la economía política
El
Capital
La
guerra civil en Francia
Crítica
al programa de Gotha
El
Estado: temática omnipresente en Marx
Nos
parece de utilidad la clasificación de Lenin de las fuentes
centrales que en distintos momentos de su vida Marx va introduciendo:
1)
La filosofía clásica alemana;
2)
El socialismo utópico y el conjunto del pensamiento revolucionario
francés desde la revolución francesa en adelante;
3)
La economía clásica inglesa.
Estos
tres elementos van entrando en la conformación del pensamiento de
Marx, como en etapas. En los escritos del joven Marx va a prevalecer
la fuente filosófica. En su primer período “militante”, entre
1847 y y 1850, la fuente política revolucionaria –francesa– y, a
partir de 1851, la economía política clásica.
La
Gaceta del Rhin
Las
primeras apreciaciones y definiciones de Marx sobre el Estado
aparecen en esos artículos de la Gaceta.
Un Marx que se empieza a confrontar con una definición de Estado,
hegeliana, con la que cada vez va a sentirse más incómodo.
Definición
de Estado en Hegel: “El Estado es la realidad de la idea ética; es
el Espíritu ético en cuanto voluntad patente, claro por sí mismo,
sustancial, que se piensa y se conoce, y que cumple lo que él sabe
[…]. El Estado, como la realidad de la voluntad
sustancial que posee en la conciencia de sí individualidad elevada a
su universalidad, es lo racional en sí y por sí”.
Marx,
desde esa definición de Hegel, va a sostener que un Estado que no es
la realización de la libertad racional es un mal Estado. Marx
comprende que entre su definición de Estado y la realidad hay una
escisión. Esa escisión entre la definición de Estado y la realidad
se, fundamentalmente, siempre que están en juego intereses
materiales.
Se
saca la conclusión que, para Marx, podría haber Estados que cumplan
su esencialidad siendo la realización de la libertad racional, y
otros que no, o sea, “malos Estados”.
Tenemos
esa tensión que aparece entre un Estado que debe realizar la
libertad y la razón y la comprobación fáctica, a partir de sus
políticas concretas, de que no la realiza.
Marx
descubre que esta escisión entre el “ser” del Estado y el “deber
ser” hace su aparición manifiesta siempre que están en juego
cuestiones materiales. La importancia de la condiciones materiales de
existencia se va abriendo paso en la mente de Marx.
Y también observamos que hay
una tensión muy fuerte por saldar las escisiones entre la sociedad
civil, el reino de lo privado y la sociedad política, mediante el
término “pueblo”, mientras que Hegel había tendido a hacer
mediante el de “Estado”.
Marx va a decir que uno de los grandes elementos que
aporta Hegel es esta concepción de la universalidad, esta concepción
del todo. Y termina diciendo que esta concepción, en la cual él se
inscribe, “considera al Estado como un gran organismo en que deben
[y acá sí que el ciudadano individual, obedeciendo a las leyes del
Estado, no hace sino obedecer a las leyes naturales de su propia
razón humana”.
Marx
en París
Marx
va a tomar contacto con muchos grupo anarquistas, socialistas
utópicos, comunistas y libertarios en general. Ahí va a aparecer
por primera vez en su reflexión el socialismo utópico francés y,
como decíamos antes, el pensamiento político francés en su
conjunto.
En
ese período (1843-1844) se destaca un texto: Crítica a la
filosofía del Estado de Hegel.
Comienza
analizando lo que a su juicio es el aporte más importante de Hegel:
“Lo más profundo en Hegel es que ve una contradicción entra la
separación de la sociedad civil y la sociedad política”. Marx va
a preguntarse si el Estado es la premisa de la sociedad civil y de la
familia, o la familia y la sociedad civil son las premisas del
Estado. Esta pregunta es central, es la prehistoria de la discusión
más importante que va a fundar el materialismo histórico: ¿qué es
lo que determina –o condiciona– a qué?.
Marx
hace tres críticas. Primera crítica: es de la familia y de la
sociedad civil que emana el Estado (y no al revés, como sostenía
Hegel). Segunda crítica: el Estado debe ser analizado como lo
realmente existente, llámese administración burocrática, régimen
político y/o políticas públicas, pero para Hegel el foco no está
acá sino en una definición que deriva de la “idea realizándose a
sí misma” (centro de su filosofía de la historia). Para Hegel lo
que se materializa en las instituciones es entonces la “finitud de
la idea”. Y en la sociedades modernas, esa materialización adopta
la forma de la escisión entre el Estado político por un lado, y sus
dos esferas “finitas”: la sociedad civil y la familia. Y acá
Marx está cuestionando que esa materialización (y esa escisión
sociedad política-sociedad civil) sea la materialización de la
idea. En esta segunda crítica Marx va a analizar un Estado que se
realiza, pero no desde la idea, sino desde lo concreto. Y en la
discusión de que el “sujeto”y que el “predicado”, está la
discusión más profunda alrededor de que el motor de la historia no
es la idea realizándose. Y la tercera crítica es qué o quién
“resuelve la escisión de las sociedades modernas: “el Estado”
será la respuesta hegeliana, mientras que Marx obsesivamente va a
reemplazando esa afirmación por la de “pueblo”.
La
característica de las formaciones sociales antiguas va a ser,
justamente, la no existencia de esa escisión entre una esfera
política y una esfera no política. Y esto es justamente lo que
diferencia a la sociedad moderna de las antiguas, donde no existía
esa escisión, sino una totalidad.
Somos
todos iguales ante la ley y la ciudadanía, pero, en realidad, en el
Estado no político, o sea, la sociedad civil, quedan presentes todas
las escisiones, desigualdades, etc.
“De
los diferentes momentos de la vida de un pueblo, el más difícil de
desentrañar fue el Estado político, la Constitución”. Porque, a
través de la Constitución, se quiere crear ilusoriamente el
concepto de democracia, el concepto de igualdad. No se consigue, pero
queda escrito.
Hay
“democracia” cuando no hay escisión de sociedad política y
sociedad civil. Entonces, si hay escisión entre sociedad política y
sociedad civil, la forma abstracta del Estado político podrá ser la
monarquía, la república, etc. Y cuando no hay esa escisión, hay
democracia. Piensa democracia
en termino de igualdad. El concepto de libertad requiere la escisión
de las esferas, pero resulta que esa libertad es abstracta.
Para
Marx esta contradicción entre Estado y sociedad civil se va a
resolver a partir de la autodeterminación de los pueblos, o sea, se
va a resolver desde el lado de la sociedad civil. En 1875, Marx
define esta “autodeterminación de los pueblos” como “los
productores libremente asociados”. El concepto de pueblo, que
obviamente va a cambiar por el de clase obrera, va a ser mediado por
el concepto de “revolución”. Es la “recuperación de la
esencia comunista de la sociedad”.
Para
resolver la contradicción entre estado y sociedad civil, Hegel
propone un par, que es el par “burocracia/corporaciones”.
Para
Marx la burocracia y las corporaciones sí son un hilo conductor,
pero no resuelve la escisión entre lo formal y lo material, entre la
igualdad abstracta y la sustantiva, entre el Estado y la sociedad
civil. Porque burocracia, en realidad, hace de los fines del Estado
su propiedad privada.
A
la pregunta ¿puede el Estado resolver la contradicción de la
sociedad civil?, Marx da una respuesta negativa. Porque la burocracia
no “dialoga” con la sociedad civil, sino con los intereses
particulares en que se organiza esa sociedad civil, o sea, con las
corporaciones, las que a su vez, al organizarse en intereses
particulares, convierten a esos intereses particulares en una
supuesta generalidad.
Marx
mantiene desde el principio hasta el fin de sus escritos una
desconfianza absoluta hacia el Estado como instancia de resolución
de las contradicciones y un odio a la burocracia en sentido pleno.
La
burocracia no es lo que permite la articulación de la sociedad
política con la sociedad civil. Esa articulación implicaría que
los intereses particulares se constituyan en interés general, pero
en interés general de verdad, real, material. Y que el interés
general se materialice en los intereses particulares concretos.
El
problema sería la sociedad política que ha expropiado las
capacidades comunitarias de la sociedad civil. La comunidad es la
sociedad civil. La esencia comunista, o la idea de comunidad,
desapareció también de la sociedad civil. Porque la sociedad civil
va a empezar a parecerle a Marx, primero, una especie de reino
caótico de intereses egoístas y mercantiles, y después,
desglosando, una sociedad de clases. De la sociedad civil, entonces,
vamos a pasar a la sociedad de clases.
La
sociedad civil se a transformar en la sociedad burguesa, con su
clases, y el estado va a ser una emanación de esa sociedad de
clases, y no simplemente de la sociedad civil.
Marx
nos dice que la emancipación política no es sinónimo de
democracia, esto es, no resuelve el desgarramiento entre la sociedad
política y la sociedad civil. Emancipación política, en esta
clave, es república, o sea una forma de Estado, y no democracia,
como la hemos enunciado en la primera definición de Marx. Así, va a
diferencia esta emancipación política de la “emancipación
humana”, que sí implicaría la igualdad sustantiva y la
reconstitución de la comunidad rota por la escisión de la
modernidad. Esta emancipación política se puede leer como
ciudadanía para todos o, para ser más claro, como revolución
burguesa. Pero esto resuelve la enajenación. Marx sostiene que puede
ser que haya un Estado libre sin que el hombre sea libre.
La
emancipación política implica el reconocimiento de la importancia
plena de la realización del Estado político, de la igualdad formal
y del concepto constituyente. Pero al mismo tiempo, esto no resuelva
la enajenación del “ser genérico”. “En el
Estado, donde el hombre es considerado como un ser genérico, es
miembro imaginario de una imaginaria soberanía, se halla despojado
de su vida como individuo dotado de una generalidad irreal”. Sólo
habrá emancipación humana cuando se supere la enajenación. El
obrero está enajenado del producto de su trabajo, del proceso de
trabajo y también de su ser genérico. O sea, está enajenado de sus
capacidades de apropiarse y transformar la naturaleza a partir de la
actividad productiva. El ser genérico implica entonces la
articulación del ser humano en su capacidad de apropiarse y
transformar la naturaleza a partir del trabajo y poner a esa
naturaleza a su servicio.
La
superación de la enajenación del ser genérico, la emancipación
humana, es entendida ya en estos manuscritos a partir de la
materialidad de la clase obrero.
Bruselas
Va
a ser en Bélgica done la militancia política de Marx va a adquirir
más peso, particularmente en la Liga de los Comunistas, para la que
terminará escribiendo el célebre Manifiesto Comunista.
Pero
los verdaderos textos e ruptura vendrán luego: las Tesis sobre
Feuerbach, de la que rescatamos la famosa frase “los filósofos
se han encargado de interpretar al mundo, de lo que se trata es de
transformarlo”, y la Ideología alemana. Marx va a plantear
en La ideología alemana la génesis del Estado. Éste está
en la contradicción que se abre entre el interés particular y el
interés público. Esto requiere de la existencia de las esferas
separadas de la sociedad civil y la sociedad política. Cuando
aparece “sociedad civil”, en La ideología alemana,
entendemos que se refiere ya a una sociedad de clases, o sea al
contenido material. El origen de esa sociedad de clases se encuentra
en una división del trabajo siempre creciente. Todas las luchas que
se libran al interior del Estado, la lucha sobre la forma de Estado,
“no son sino formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas
reales entre las diversas clases”.
Como
lo que existe materialmente es el interés particular, cuando este
interés particular se presenta como interés general tiene que
asumir una forma ilusoria. Esa esencia comunitaria reaparece en el
Estado ilusoriamente, en el reino de la libertad, de la igualdad y de
la fraternidad.
Si
existe el Estado, significa que hay 'contradicción' entre los
intereses de los individuos singulares [o particulares] y el interés
común de todos los individuos. Es decir, que tiene que haber
escisión entre interés particular e interés general para que
exista el Estado. Marx no está diciendo que no se puedan construir
reales intereses colectivos, pero no son los que construye
ilusoriamente la forma de Estado. El Estado es una comunidad
ilusoria, pero no es pura ilusión, materializa, se construye.
La
constitución del Estado moderno, del Estado-nación. Se apoya sobre
arcos comunes de solidaridades que no son los que definen las
condiciones materiales de existencia (o sea, las clases), pero que
son “realmente existentes”, como un pasado común, una lengua o
una religión. El Estado se apoya sobre la constitución del
principio del pueblo o de la nación y a partir de ahí construye,
como una comunidad ilusoria, la entidad Estado como si estuviera por
encima de las clases. Ese interés común, ese interés general
(ideológico, ilusorio), necesita tener anclajes en cosas concretas.
Y lo encuentra en estos elementos que provienen efectivamente de
elementos básicos de la sociedad civil, como la historia, la
cultura, la lengua, la religión, etcétera.
Cuando
Marx se refiere al concepto de voluntad, a que el Estado no es el
resultado de voluntades individuales, aparece lo que más adelante
Engels va a plantear como la definición del Estado como capitalista
colectivo ideal. El Estado garantiza la relación social capitalista,
el orden capitalista, más allá del personal que esté a cargo del
aparato de Estado.
El
Marx adulto
De la
liga de los comunistas al fin de la Revolución de 1848
En este
período (1847-50) Marx produce dos textos centrales (La Miseria de
la Filosofía y el Manifiesto Comunista) e innumerables notas
periodísticas referidas a los sucesos de la revolución del 48.
Acá aparece
la definición quizá más conocida de Marx sobre el Estado. El
Estado es el comité organizador de los asuntos comunes de la clase
burguesa.
En el
manifiesto aparecen por primera vez los interrogantes acerca de qué
implica este Estado ante el programa de la revolución proletaria y
hay tres elementos importantes en el manifiesto:
a) La toma
del poder político. El proletariado se apropia del poder político,
“toma el poder del Estado, esto es la conquista de la democracia”.
Acá se modifica la definición anterior de democracia. Porque Marx
introduce una segunda definición: La democracia como voluntad de las
mayorías. La clase mayoritaria va a tomar el poder político y a
ejercer un determinado poder sobre los derrotados, sobre la clase
burguesa.
“El
proletariado se valdrá de su dominación política para ir
arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para
centralizar todos los instrumentos de producción en manos del
Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y
para aumentar con mayor rapidez posible la suma de las fuerzas
productivas.”
En el
manifiesto aparece por primera vez un atributo esencial del Estado:
“violencia organizada de una clase para la opresión de la otra.”
El Estado es violencia organizada.
De la
revolución del 48 al exilio en Londres
De esta
,época es también el concepto de dictadura del proletariado, como
forma política de dominación luego del derrocamiento del poder
burgués.
El proceso
que abre la Revolución del 48 va a ser un parteaguas de la reflexión
marxista en muchos sentidos:
a) Porque
Marx va a emplear su definición de Estado, la del manifiesto, por
primera vez sobre una situación histórica concreta.
b) Porque va
a significar, con la derrota de dicha revolución, el exilio de Marx
y el comienzo de otra forma de trabajo que va a plasmarse en el
Capital.
La
conclusión de Marx, expresada en un texto de 1850 llamado Circular
del Comité Central a la liga de los Comunistas, será que ante la
emergencia del proletariado como clase con personalidad política
independiente, la burguesía retrocede hasta el extremo de priorizar
el orden, y por lo tanto, asimilarse a los acuerdos con el Antiguo
Régimen.
El
exilio en Gran Bretaña
Este
período es donde Marx va a plantearse esa obra monumental de
revisión sobre la economía política clásica inglesa que va a
terminar siendo El Capital.
El
XVIII Brumario de Luis Bonaparte
Va
a aparecer el concepto de bonapartismo. Acá nacen los ejes
que conducirán al posterior debate entre “instrumentalismo” y
“estructuralismo”: los defensores de la concepción
instrumentalista del Estado, defendiendo la definición del
Manifiesto, y los estructuralistas apoyándose en los planteos
del El XVIII Brumario. Pero nosotros tenemos la impresión de
que los planteos de El XVIII Brumario están contenidos en el
Manifiesto, que no son contradictorios sino que uno está
comprendido dentro del otro.
El
Estado, finalmente, garantiza el orden social capitalista,
independientemente de la figura que surja producto del momento
histórico.
Acá
reaparece el concepto de Estado parasitario. Marx relata cómo se
forma el Estado en la maquinaria centralizada del Poder Ejecutivo. El
Estado se ha fortalecido, ha crecido y ha construido su enorme
maquinara a medida que se ha profundizado la lucha de clases.
Y el Estado, entonces se ha constituido en máquina de guerra del
capital contra el trabajo. Y desde esa clave es que debemos entender
sus componentes: el ejercito, la policía, la burocracia, la
administración central, el Ejecutivo, y el Legislativo.
Y
aparecerá la tensión entre poderes ejecutivo y legislativo. Esta
contradicción, con el fortalecimiento del ejecutivo, es lo que
provoca la “vuelta” a las reflexiones primarias de Marx sobre la
relación del Estado con la burocracia.
Inmediatamente,
casi en el mismo acto en que la burguesía consigue cristalizar su
forma pura de dominación, ella misma comienza a construir una forma
Estado que niega sus propios atributos. Sera ahora una forma
centralizada, donde el poder parlamentario se reduce prácticamente a
cero, y ella va a ser la forma ideal para que el Estado se transforme
en máquina de guerra del capital contra el trabajo. Es el Estado del
momento en el cual ya ha emergido el proletariado como clase
independiente. La centralización va a ser cada vez mayor.
Marx
cambia la razón de ser de “ese aparato que la clase obrera no
puede utilizar y poder ende debe destruir”- Ese aparato estatal
había crecido a partir del desafío que le había generado la clase
obrera como institución independiente a la burguesía y, por lo
tanto, se fue consolidado como órgano de represión del capital
contra el trabajo.
Y
un último elemento que aporta la experiencia de la Comuna es la
materialización del concepto de dictadura del proletariado.
El proletariado no puede, simplemente, tomar el aparato de Estado
existente y ponerlo a funcionar para su propio beneficio, sino que
debe destruirlo. A la forma política de dominación de la clase
obrera resultante de esa destrucción, Marx le da el título de
dictadura del proletariado. Y así tenemos la última de las
definición de democracia: “la democracia representativa no es otra
cosa que la dictadura de la burguesía”.
El
Capital
Marx
incluye en El Capital la totalidad de su “crítica”.
Existe,
en tres dimensiones, una teoría del Estado en El Capital.
La
dimensión histórica: el Estado está omnipresente en el capítulo
XXIV “La llamada acumulación originaria”. En él queda claro que
no podrían haberse constituido ni la burguesía ni el proletariado
sin una activa intervención estatal. Marx nos propone un carácter
co-constitutivo entre el Estado y las relaciones sociales
capitalistas.
La
segunda dimensión la encontramos en la formación de la legislación
laboral del siglo XIX, documentada por Marx en su capítulo sobre la
plusvalía absoluta. Un Estado que garantiza la relación social
capitalista pero que, producto de la confrontación, puede llegar a
tomar medidas que beneficien a la clase obrera. De nuevo se trata de
un Estado que garantiza el “orden capitalista”, aunque para
hacerlo deba perjudicar a determinados capitales individuales o
fracciones del capital.
La
legislación obrera nace de la lucha de clases. Nunca es una
concesión graciosa de la burguesía. La clase obrera puede
internalizar al Estado. El Estado sigue siendo capitalista; es el
garante de la reproducción de la relación social capitalista.
Garantizar ese orden implica garantizar la existencia de los dos
polos que lo componen: el capital y el trabajo. No se trata de un
Estado neutral, sino de un Estado que garantiza una relación
desigual, de explotación. El propio Estado capitalista, para
garantizar el orden social capitalista, se puede ver obligado, aunque
sólo bajo presión de la lucha de clases, a incorporar alguna
legislación que favorece a la clase obrera. Una legislación
determinada a favor de la clase obrera no cambia el carácter del
Estado. Es más, como de hecho busca “suturar”, terminar un
conflicto abierto, que siempre en el horizonte tiene la perspectiva
de la revolución social, hasta sirve para la reproducción del orden
social. Pero, al mismo tiempo, dice Marx que cada una de estas
conquistas es valiosísima: es un “triunfo de la economía política
de la clase obrera sobre la economía política burguesa”.
La
tercera dimensión es la más compleja, ya que es lógica. Se trata
de comprender que el propio concepto de crítica de la economía
política está cuestionando a la economía como ciencia
separada, a la escisión entre lo económico y lo político, a eso
que se arroga la economía burguesa que es la capacidad para poder
explicar la realidad a partir de la naturalización de las categorías
económicas. La política en sí no es un siempre fenómeno de la
superestructura, sino que impregna la propia base material. El
Capital es la crítica a esta concepción naturalista de la
economía. La “Escuela de la derivación”: el Estado se deriva de
El capital y de su secuencia de categorías lógicas que,
comenzando por la mercancía, continua con el valor, el dinero, y el
capital. En el planteo derivacionista, el Estado es la
categoría teórica que sigue en esa secuencia lógica.
La
Comuna de París
LA
conclusión de Marx de 1872 es que el proletariado no puede
simplemente hace “uso” de la maquinaria de instituciones del
Estado burgués, sino crear otras.
Los
estudios sobre el Estado asiático
El
concepto de Estado asiático. En su recorrido de los modos de
producción, va a ubicar entre lo que denomina “el Comunismo
primitivo” y “el Estado esclavista” una fase, “el Estado
asiático”, compuesta por sociedades como la china y el Egipto
antiguo donde, sin ser todavía sociedades de clases, se da la
conformación estatal a partir de una casta que se apropia de un eje
fundamental del desarrollo de las fuerzas productivas de la época
como es el control del reigo. Entonces, ahí aparece la incorporación
de una noción de Estado precapitalista.
¿El
Estado, es un producto de la sociedad capitalista, o por el
contrario, de toda sociedad donde se da división de clases? Podemos
deducir distintas respuestas a esta pregunta en diferentes textos de
Marx. Una respuesta afirmativa, por ejemplo, en el Manifiesto,
donde el Estado aparece como la dominación política de cada clase
que, en los diferentes modos de producción, ejerció el rol de
explotadora. Sin embargo, vemos como otras veces prevalece la
concepción de Estado como una forma de dominación política
moderna, exclusiva del capitalismo.
La
crítica al programa de Gotha
Las
grandes definiciones del socialismo, la de que “reciba cada cual
según su trabajo”, y de comunismo, “dé cada cual según su
capacidad, y reciba según su necesidad”, son el centro de su
planteo. En el socialismo o “primera fase del comunismo”, como lo
denomina, habrá todavía un Estado o proto-Estado proletariado. En
él pervivirá el derecho burgués, a partir de la necesidad de hacer
valer la ley de la igualdad: todos recibirán en proporción a lo que
aporten en términos de trabajo. Notemos el eje: hay derecho, por lo
tanto hay Estado. Es la máxima expresión, ahora no formal, sino
real, del derecho burgués. Ese Estado, cuya forma política había
prefigurado en los textos sobre la Comuna, tendrá restos del Estado
burgués. Será claramente de transición, hacia una sociedad sin
clases y por lo tanto sin Estado, la sociedad comunista. La famosa
desaparición o extinción del estado se da en esta instancia, en el
pasaje del socialismo al comunismo, de la primera fase comunista a la
segunda.
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