miércoles, 24 de julio de 2013

La genealogía del Estado en Marx - José Ernesto Castillo [RESUMEN]

La genealogía del Estado en Marx
José Ernesto Castillo
Un problema previo: ¿cómo se lee un clásico?
Podemos visualizar un tipo de escritura y un interés centralmente filosófico en los textos anteriores a La ideología alemana y las Tesis sobre Feuerbach. Nos parece adecuado clasificar como “textos de juventud” al conjunto de la obra de Marx hasta los dos textos antes mencionados. En estos textos, su foco está puesto hacia la crítica filosófica.
También vamos a acordar en ubicar a las Tesis sobre Feuerbach y a La ideología alemana como textos de “ruptura”. Y daremos, entonces, la jerarquía de textos del Marx “adulto a los producido a continuación.
Textos de juventud
A) Período radical-democrático:
Artículos periodísticos de la Gaceta del Rhin
B) Período de pasaje al comunismo:
Critica a la filosofía del estado de Hegel (manuscrito)
La cuestión judía (en Anales Franco-Alemanes)
Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel (ídem anterior)
Manuscritos económico-filosóficos de 1844
La Sagrada Familia
Textos de ruptura:
Tesis sobre Feuerbach
Ideología alemana
Textos de Marx adulto:
A) Período París-Bruselas-Revoluciones de 1848:
La miseria de la filosofía
Manifiesto Comunista
La lucha de clases en Francia 1848-1851
Trabajo asalariado y capital
B) Período de exilio en Londres:
El XVIII Brumario de Luis Bonaparte
Manuscritos e crítica a la economía política
Contribución a la crítica a la economía política
El Capital
La guerra civil en Francia
Crítica al programa de Gotha
El Estado: temática omnipresente en Marx
Nos parece de utilidad la clasificación de Lenin de las fuentes centrales que en distintos momentos de su vida Marx va introduciendo:
1) La filosofía clásica alemana;
2) El socialismo utópico y el conjunto del pensamiento revolucionario francés desde la revolución francesa en adelante;
3) La economía clásica inglesa.
Estos tres elementos van entrando en la conformación del pensamiento de Marx, como en etapas. En los escritos del joven Marx va a prevalecer la fuente filosófica. En su primer período “militante”, entre 1847 y y 1850, la fuente política revolucionaria –francesa– y, a partir de 1851, la economía política clásica.
La Gaceta del Rhin
Las primeras apreciaciones y definiciones de Marx sobre el Estado aparecen en esos artículos de la Gaceta. Un Marx que se empieza a confrontar con una definición de Estado, hegeliana, con la que cada vez va a sentirse más incómodo.
Definición de Estado en Hegel: “El Estado es la realidad de la idea ética; es el Espíritu ético en cuanto voluntad patente, claro por sí mismo, sustancial, que se piensa y se conoce, y que cumple lo que él sabe […]. El Estado, como la realidad de la voluntad sustancial que posee en la conciencia de sí individualidad elevada a su universalidad, es lo racional en sí y por sí”.
Marx, desde esa definición de Hegel, va a sostener que un Estado que no es la realización de la libertad racional es un mal Estado. Marx comprende que entre su definición de Estado y la realidad hay una escisión. Esa escisión entre la definición de Estado y la realidad se, fundamentalmente, siempre que están en juego intereses materiales.
Se saca la conclusión que, para Marx, podría haber Estados que cumplan su esencialidad siendo la realización de la libertad racional, y otros que no, o sea, “malos Estados”.
Tenemos esa tensión que aparece entre un Estado que debe realizar la libertad y la razón y la comprobación fáctica, a partir de sus políticas concretas, de que no la realiza.
Marx descubre que esta escisión entre el “ser” del Estado y el “deber ser” hace su aparición manifiesta siempre que están en juego cuestiones materiales. La importancia de la condiciones materiales de existencia se va abriendo paso en la mente de Marx. Y también observamos que hay una tensión muy fuerte por saldar las escisiones entre la sociedad civil, el reino de lo privado y la sociedad política, mediante el término “pueblo”, mientras que Hegel había tendido a hacer mediante el de “Estado”.
Marx va a decir que uno de los grandes elementos que aporta Hegel es esta concepción de la universalidad, esta concepción del todo. Y termina diciendo que esta concepción, en la cual él se inscribe, “considera al Estado como un gran organismo en que deben [y acá sí que el ciudadano individual, obedeciendo a las leyes del Estado, no hace sino obedecer a las leyes naturales de su propia razón humana”.
Marx en París
Marx va a tomar contacto con muchos grupo anarquistas, socialistas utópicos, comunistas y libertarios en general. Ahí va a aparecer por primera vez en su reflexión el socialismo utópico francés y, como decíamos antes, el pensamiento político francés en su conjunto.
En ese período (1843-1844) se destaca un texto: Crítica a la filosofía del Estado de Hegel.
Comienza analizando lo que a su juicio es el aporte más importante de Hegel: “Lo más profundo en Hegel es que ve una contradicción entra la separación de la sociedad civil y la sociedad política”. Marx va a preguntarse si el Estado es la premisa de la sociedad civil y de la familia, o la familia y la sociedad civil son las premisas del Estado. Esta pregunta es central, es la prehistoria de la discusión más importante que va a fundar el materialismo histórico: ¿qué es lo que determina –o condiciona– a qué?.
Marx hace tres críticas. Primera crítica: es de la familia y de la sociedad civil que emana el Estado (y no al revés, como sostenía Hegel). Segunda crítica: el Estado debe ser analizado como lo realmente existente, llámese administración burocrática, régimen político y/o políticas públicas, pero para Hegel el foco no está acá sino en una definición que deriva de la “idea realizándose a sí misma” (centro de su filosofía de la historia). Para Hegel lo que se materializa en las instituciones es entonces la “finitud de la idea”. Y en la sociedades modernas, esa materialización adopta la forma de la escisión entre el Estado político por un lado, y sus dos esferas “finitas”: la sociedad civil y la familia. Y acá Marx está cuestionando que esa materialización (y esa escisión sociedad política-sociedad civil) sea la materialización de la idea. En esta segunda crítica Marx va a analizar un Estado que se realiza, pero no desde la idea, sino desde lo concreto. Y en la discusión de que el “sujeto”y que el “predicado”, está la discusión más profunda alrededor de que el motor de la historia no es la idea realizándose. Y la tercera crítica es qué o quién “resuelve la escisión de las sociedades modernas: “el Estado” será la respuesta hegeliana, mientras que Marx obsesivamente va a reemplazando esa afirmación por la de “pueblo”.
La característica de las formaciones sociales antiguas va a ser, justamente, la no existencia de esa escisión entre una esfera política y una esfera no política. Y esto es justamente lo que diferencia a la sociedad moderna de las antiguas, donde no existía esa escisión, sino una totalidad.
Somos todos iguales ante la ley y la ciudadanía, pero, en realidad, en el Estado no político, o sea, la sociedad civil, quedan presentes todas las escisiones, desigualdades, etc.
“De los diferentes momentos de la vida de un pueblo, el más difícil de desentrañar fue el Estado político, la Constitución”. Porque, a través de la Constitución, se quiere crear ilusoriamente el concepto de democracia, el concepto de igualdad. No se consigue, pero queda escrito.
Hay “democracia” cuando no hay escisión de sociedad política y sociedad civil. Entonces, si hay escisión entre sociedad política y sociedad civil, la forma abstracta del Estado político podrá ser la monarquía, la república, etc. Y cuando no hay esa escisión, hay democracia. Piensa democracia en termino de igualdad. El concepto de libertad requiere la escisión de las esferas, pero resulta que esa libertad es abstracta.
Para Marx esta contradicción entre Estado y sociedad civil se va a resolver a partir de la autodeterminación de los pueblos, o sea, se va a resolver desde el lado de la sociedad civil. En 1875, Marx define esta “autodeterminación de los pueblos” como “los productores libremente asociados”. El concepto de pueblo, que obviamente va a cambiar por el de clase obrera, va a ser mediado por el concepto de “revolución”. Es la “recuperación de la esencia comunista de la sociedad”.
Para resolver la contradicción entre estado y sociedad civil, Hegel propone un par, que es el par “burocracia/corporaciones”.
Para Marx la burocracia y las corporaciones sí son un hilo conductor, pero no resuelve la escisión entre lo formal y lo material, entre la igualdad abstracta y la sustantiva, entre el Estado y la sociedad civil. Porque burocracia, en realidad, hace de los fines del Estado su propiedad privada.
A la pregunta ¿puede el Estado resolver la contradicción de la sociedad civil?, Marx da una respuesta negativa. Porque la burocracia no “dialoga” con la sociedad civil, sino con los intereses particulares en que se organiza esa sociedad civil, o sea, con las corporaciones, las que a su vez, al organizarse en intereses particulares, convierten a esos intereses particulares en una supuesta generalidad.
Marx mantiene desde el principio hasta el fin de sus escritos una desconfianza absoluta hacia el Estado como instancia de resolución de las contradicciones y un odio a la burocracia en sentido pleno.


La burocracia no es lo que permite la articulación de la sociedad política con la sociedad civil. Esa articulación implicaría que los intereses particulares se constituyan en interés general, pero en interés general de verdad, real, material. Y que el interés general se materialice en los intereses particulares concretos.
El problema sería la sociedad política que ha expropiado las capacidades comunitarias de la sociedad civil. La comunidad es la sociedad civil. La esencia comunista, o la idea de comunidad, desapareció también de la sociedad civil. Porque la sociedad civil va a empezar a parecerle a Marx, primero, una especie de reino caótico de intereses egoístas y mercantiles, y después, desglosando, una sociedad de clases. De la sociedad civil, entonces, vamos a pasar a la sociedad de clases.
La sociedad civil se a transformar en la sociedad burguesa, con su clases, y el estado va a ser una emanación de esa sociedad de clases, y no simplemente de la sociedad civil.
Marx nos dice que la emancipación política no es sinónimo de democracia, esto es, no resuelve el desgarramiento entre la sociedad política y la sociedad civil. Emancipación política, en esta clave, es república, o sea una forma de Estado, y no democracia, como la hemos enunciado en la primera definición de Marx. Así, va a diferencia esta emancipación política de la “emancipación humana”, que sí implicaría la igualdad sustantiva y la reconstitución de la comunidad rota por la escisión de la modernidad. Esta emancipación política se puede leer como ciudadanía para todos o, para ser más claro, como revolución burguesa. Pero esto resuelve la enajenación. Marx sostiene que puede ser que haya un Estado libre sin que el hombre sea libre.
La emancipación política implica el reconocimiento de la importancia plena de la realización del Estado político, de la igualdad formal y del concepto constituyente. Pero al mismo tiempo, esto no resuelva la enajenación del “ser genérico”. “En el Estado, donde el hombre es considerado como un ser genérico, es miembro imaginario de una imaginaria soberanía, se halla despojado de su vida como individuo dotado de una generalidad irreal”. Sólo habrá emancipación humana cuando se supere la enajenación. El obrero está enajenado del producto de su trabajo, del proceso de trabajo y también de su ser genérico. O sea, está enajenado de sus capacidades de apropiarse y transformar la naturaleza a partir de la actividad productiva. El ser genérico implica entonces la articulación del ser humano en su capacidad de apropiarse y transformar la naturaleza a partir del trabajo y poner a esa naturaleza a su servicio.
La superación de la enajenación del ser genérico, la emancipación humana, es entendida ya en estos manuscritos a partir de la materialidad de la clase obrero.
Bruselas
Va a ser en Bélgica done la militancia política de Marx va a adquirir más peso, particularmente en la Liga de los Comunistas, para la que terminará escribiendo el célebre Manifiesto Comunista.
Pero los verdaderos textos e ruptura vendrán luego: las Tesis sobre Feuerbach, de la que rescatamos la famosa frase “los filósofos se han encargado de interpretar al mundo, de lo que se trata es de transformarlo”, y la Ideología alemana. Marx va a plantear en La ideología alemana la génesis del Estado. Éste está en la contradicción que se abre entre el interés particular y el interés público. Esto requiere de la existencia de las esferas separadas de la sociedad civil y la sociedad política. Cuando aparece “sociedad civil”, en La ideología alemana, entendemos que se refiere ya a una sociedad de clases, o sea al contenido material. El origen de esa sociedad de clases se encuentra en una división del trabajo siempre creciente. Todas las luchas que se libran al interior del Estado, la lucha sobre la forma de Estado, “no son sino formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas reales entre las diversas clases”.
Como lo que existe materialmente es el interés particular, cuando este interés particular se presenta como interés general tiene que asumir una forma ilusoria. Esa esencia comunitaria reaparece en el Estado ilusoriamente, en el reino de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad.
Si existe el Estado, significa que hay 'contradicción' entre los intereses de los individuos singulares [o particulares] y el interés común de todos los individuos. Es decir, que tiene que haber escisión entre interés particular e interés general para que exista el Estado. Marx no está diciendo que no se puedan construir reales intereses colectivos, pero no son los que construye ilusoriamente la forma de Estado. El Estado es una comunidad ilusoria, pero no es pura ilusión, materializa, se construye.
La constitución del Estado moderno, del Estado-nación. Se apoya sobre arcos comunes de solidaridades que no son los que definen las condiciones materiales de existencia (o sea, las clases), pero que son “realmente existentes”, como un pasado común, una lengua o una religión. El Estado se apoya sobre la constitución del principio del pueblo o de la nación y a partir de ahí construye, como una comunidad ilusoria, la entidad Estado como si estuviera por encima de las clases. Ese interés común, ese interés general (ideológico, ilusorio), necesita tener anclajes en cosas concretas. Y lo encuentra en estos elementos que provienen efectivamente de elementos básicos de la sociedad civil, como la historia, la cultura, la lengua, la religión, etcétera.
Cuando Marx se refiere al concepto de voluntad, a que el Estado no es el resultado de voluntades individuales, aparece lo que más adelante Engels va a plantear como la definición del Estado como capitalista colectivo ideal. El Estado garantiza la relación social capitalista, el orden capitalista, más allá del personal que esté a cargo del aparato de Estado.
El Marx adulto
De la liga de los comunistas al fin de la Revolución de 1848
En este período (1847-50) Marx produce dos textos centrales (La Miseria de la Filosofía y el Manifiesto Comunista) e innumerables notas periodísticas referidas a los sucesos de la revolución del 48.
Acá aparece la definición quizá más conocida de Marx sobre el Estado. El Estado es el comité organizador de los asuntos comunes de la clase burguesa.
En el manifiesto aparecen por primera vez los interrogantes acerca de qué implica este Estado ante el programa de la revolución proletaria y hay tres elementos importantes en el manifiesto:
a) La toma del poder político. El proletariado se apropia del poder político, “toma el poder del Estado, esto es la conquista de la democracia”. Acá se modifica la definición anterior de democracia. Porque Marx introduce una segunda definición: La democracia como voluntad de las mayorías. La clase mayoritaria va a tomar el poder político y a ejercer un determinado poder sobre los derrotados, sobre la clase burguesa.
“El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas.”
En el manifiesto aparece por primera vez un atributo esencial del Estado: “violencia organizada de una clase para la opresión de la otra.” El Estado es violencia organizada.

De la revolución del 48 al exilio en Londres

De esta ,época es también el concepto de dictadura del proletariado, como forma política de dominación luego del derrocamiento del poder burgués.
El proceso que abre la Revolución del 48 va a ser un parteaguas de la reflexión marxista en muchos sentidos:
a) Porque Marx va a emplear su definición de Estado, la del manifiesto, por primera vez sobre una situación histórica concreta.
b) Porque va a significar, con la derrota de dicha revolución, el exilio de Marx y el comienzo de otra forma de trabajo que va a plasmarse en el Capital.

La conclusión de Marx, expresada en un texto de 1850 llamado Circular del Comité Central a la liga de los Comunistas, será que ante la emergencia del proletariado como clase con personalidad política independiente, la burguesía retrocede hasta el extremo de priorizar el orden, y por lo tanto, asimilarse a los acuerdos con el Antiguo Régimen.

El exilio en Gran Bretaña
Este período es donde Marx va a plantearse esa obra monumental de revisión sobre la economía política clásica inglesa que va a terminar siendo El Capital.
El XVIII Brumario de Luis Bonaparte
Va a aparecer el concepto de bonapartismo. Acá nacen los ejes que conducirán al posterior debate entre “instrumentalismo” y “estructuralismo”: los defensores de la concepción instrumentalista del Estado, defendiendo la definición del Manifiesto, y los estructuralistas apoyándose en los planteos del El XVIII Brumario. Pero nosotros tenemos la impresión de que los planteos de El XVIII Brumario están contenidos en el Manifiesto, que no son contradictorios sino que uno está comprendido dentro del otro.
El Estado, finalmente, garantiza el orden social capitalista, independientemente de la figura que surja producto del momento histórico.
Acá reaparece el concepto de Estado parasitario. Marx relata cómo se forma el Estado en la maquinaria centralizada del Poder Ejecutivo. El Estado se ha fortalecido, ha crecido y ha construido su enorme maquinara a medida que se ha profundizado la lucha de clases. Y el Estado, entonces se ha constituido en máquina de guerra del capital contra el trabajo. Y desde esa clave es que debemos entender sus componentes: el ejercito, la policía, la burocracia, la administración central, el Ejecutivo, y el Legislativo.
Y aparecerá la tensión entre poderes ejecutivo y legislativo. Esta contradicción, con el fortalecimiento del ejecutivo, es lo que provoca la “vuelta” a las reflexiones primarias de Marx sobre la relación del Estado con la burocracia.
Inmediatamente, casi en el mismo acto en que la burguesía consigue cristalizar su forma pura de dominación, ella misma comienza a construir una forma Estado que niega sus propios atributos. Sera ahora una forma centralizada, donde el poder parlamentario se reduce prácticamente a cero, y ella va a ser la forma ideal para que el Estado se transforme en máquina de guerra del capital contra el trabajo. Es el Estado del momento en el cual ya ha emergido el proletariado como clase independiente. La centralización va a ser cada vez mayor.
Marx cambia la razón de ser de “ese aparato que la clase obrera no puede utilizar y poder ende debe destruir”- Ese aparato estatal había crecido a partir del desafío que le había generado la clase obrera como institución independiente a la burguesía y, por lo tanto, se fue consolidado como órgano de represión del capital contra el trabajo.
Y un último elemento que aporta la experiencia de la Comuna es la materialización del concepto de dictadura del proletariado. El proletariado no puede, simplemente, tomar el aparato de Estado existente y ponerlo a funcionar para su propio beneficio, sino que debe destruirlo. A la forma política de dominación de la clase obrera resultante de esa destrucción, Marx le da el título de dictadura del proletariado. Y así tenemos la última de las definición de democracia: “la democracia representativa no es otra cosa que la dictadura de la burguesía”.
El Capital
Marx incluye en El Capital la totalidad de su “crítica”.
Existe, en tres dimensiones, una teoría del Estado en El Capital.
La dimensión histórica: el Estado está omnipresente en el capítulo XXIV “La llamada acumulación originaria”. En él queda claro que no podrían haberse constituido ni la burguesía ni el proletariado sin una activa intervención estatal. Marx nos propone un carácter co-constitutivo entre el Estado y las relaciones sociales capitalistas.
La segunda dimensión la encontramos en la formación de la legislación laboral del siglo XIX, documentada por Marx en su capítulo sobre la plusvalía absoluta. Un Estado que garantiza la relación social capitalista pero que, producto de la confrontación, puede llegar a tomar medidas que beneficien a la clase obrera. De nuevo se trata de un Estado que garantiza el “orden capitalista”, aunque para hacerlo deba perjudicar a determinados capitales individuales o fracciones del capital.
La legislación obrera nace de la lucha de clases. Nunca es una concesión graciosa de la burguesía. La clase obrera puede internalizar al Estado. El Estado sigue siendo capitalista; es el garante de la reproducción de la relación social capitalista. Garantizar ese orden implica garantizar la existencia de los dos polos que lo componen: el capital y el trabajo. No se trata de un Estado neutral, sino de un Estado que garantiza una relación desigual, de explotación. El propio Estado capitalista, para garantizar el orden social capitalista, se puede ver obligado, aunque sólo bajo presión de la lucha de clases, a incorporar alguna legislación que favorece a la clase obrera. Una legislación determinada a favor de la clase obrera no cambia el carácter del Estado. Es más, como de hecho busca “suturar”, terminar un conflicto abierto, que siempre en el horizonte tiene la perspectiva de la revolución social, hasta sirve para la reproducción del orden social. Pero, al mismo tiempo, dice Marx que cada una de estas conquistas es valiosísima: es un “triunfo de la economía política de la clase obrera sobre la economía política burguesa”.
La tercera dimensión es la más compleja, ya que es lógica. Se trata de comprender que el propio concepto de crítica de la economía política está cuestionando a la economía como ciencia separada, a la escisión entre lo económico y lo político, a eso que se arroga la economía burguesa que es la capacidad para poder explicar la realidad a partir de la naturalización de las categorías económicas. La política en sí no es un siempre fenómeno de la superestructura, sino que impregna la propia base material. El Capital es la crítica a esta concepción naturalista de la economía. La “Escuela de la derivación”: el Estado se deriva de El capital y de su secuencia de categorías lógicas que, comenzando por la mercancía, continua con el valor, el dinero, y el capital. En el planteo derivacionista, el Estado es la categoría teórica que sigue en esa secuencia lógica.
La Comuna de París
LA conclusión de Marx de 1872 es que el proletariado no puede simplemente hace “uso” de la maquinaria de instituciones del Estado burgués, sino crear otras.
Los estudios sobre el Estado asiático
El concepto de Estado asiático. En su recorrido de los modos de producción, va a ubicar entre lo que denomina “el Comunismo primitivo” y “el Estado esclavista” una fase, “el Estado asiático”, compuesta por sociedades como la china y el Egipto antiguo donde, sin ser todavía sociedades de clases, se da la conformación estatal a partir de una casta que se apropia de un eje fundamental del desarrollo de las fuerzas productivas de la época como es el control del reigo. Entonces, ahí aparece la incorporación de una noción de Estado precapitalista.
¿El Estado, es un producto de la sociedad capitalista, o por el contrario, de toda sociedad donde se da división de clases? Podemos deducir distintas respuestas a esta pregunta en diferentes textos de Marx. Una respuesta afirmativa, por ejemplo, en el Manifiesto, donde el Estado aparece como la dominación política de cada clase que, en los diferentes modos de producción, ejerció el rol de explotadora. Sin embargo, vemos como otras veces prevalece la concepción de Estado como una forma de dominación política moderna, exclusiva del capitalismo.
La crítica al programa de Gotha

Las grandes definiciones del socialismo, la de que “reciba cada cual según su trabajo”, y de comunismo, “dé cada cual según su capacidad, y reciba según su necesidad”, son el centro de su planteo. En el socialismo o “primera fase del comunismo”, como lo denomina, habrá todavía un Estado o proto-Estado proletariado. En él pervivirá el derecho burgués, a partir de la necesidad de hacer valer la ley de la igualdad: todos recibirán en proporción a lo que aporten en términos de trabajo. Notemos el eje: hay derecho, por lo tanto hay Estado. Es la máxima expresión, ahora no formal, sino real, del derecho burgués. Ese Estado, cuya forma política había prefigurado en los textos sobre la Comuna, tendrá restos del Estado burgués. Será claramente de transición, hacia una sociedad sin clases y por lo tanto sin Estado, la sociedad comunista. La famosa desaparición o extinción del estado se da en esta instancia, en el pasaje del socialismo al comunismo, de la primera fase comunista a la segunda.

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