CAPITULO
VI
CAPITAL
CONSTANTE Y CAPITAL VARIABLE
El
obrero incorpora al objeto de trabajo un nuevo valor mediante la
adición de una cantidad determinada de trabajo, sin que interesen
aquí el contenido concreto, el objetivo y la naturaleza técnica de
su trabajo. Por otra parte, los valores de los medios de producción
consumidos los reencontramos como partes constitutivas del valor del
producto. El valor del medio de producción, pues, se conserva por su
transferencia al producto. Dicha transferencia ocurre durante la
transformación del medio de producción en producto, al efectuarse
el proceso laboral. Es mediada por el trabajo.
Por
medio de la forma, orientada a un fin, en que esos obreros incorporan
trabajo en general y por tanto valor nuevo, es como los medios de
producción se convierten en elementos constitutivos de un producto,
de un nuevo valor de uso. Caduca la vieja forma de su valor de uso,
pero sólo para adherirse a una nueva forma de valor de uso. En la
medida en que con arreglo a un fin se consume un valor de uso, para
la producción de un nuevo valor de uso, el tiempo de trabajo
necesario para la elaboración del valor de uso consumido constituye
una parte del tiempo necesario para la producción del nuevo valor de
uso, o sea, es tiempo de trabajo que se transfiere del medio de
producción consumido al nuevo producto.
Por
medio de la mera adición cuantitativa de trabajo se añade nuevo
valor, mediante la cualidad del trabajo agregado se conservan en el
producto los viejos valores de los medios de producción. Este efecto
dual del mismo trabajo, consecuencia de su carácter dual.
Los
medios de producción no pierden con su valor de uso, a la vez, su
valor, porque en virtud del proceso laboral en realidad sólo pierden
la figura originaria de su valor de uso para adquirir en el producto
la figura de otro valor de uso. En el proceso de trabajo sólo se
transfiere valor del medio de producción al producto en la medida en
que el medio de producción pierda también, junto a su valor de uso
autónomo, su valor de cambio.
La
materia prima y los materiales auxiliares, pues, pierden la figura
autónoma bajo la que ingresaron, como valores de uso, en el proceso
de trabajo. Otra cosa ocurre con los medios de trabajo propiamente
dichos. Un instrumento, una máquina, el edificio de una fábrica, un
recipiente, etc., sólo prestan servicios en el proceso laboral
mientras conservan su figura originaria y pueden mañana ingresar en
éste bajo la misma forma que ayer.
Un
medio de producción nunca transfiere al producto más valor que el
que pierde en el proceso de trabajo por desgaste de su propio valor
de uso. Un factor del proceso laboral, un medio de producción, se
incorpora totalmente al proceso laboral, pero sólo en parte al
proceso de valorización. La diferencia entre proceso de trabajo y
proceso de valorización s e refleja aquí en sus factores objetivos,
puesto que el mismo medio de producción participa en el mismo
proceso de producción íntegramente como elemento del proceso
laboral y sólo lo hace fraccionadamente como elemento de la
formación de valor. Por otra parte, un medio de producción puede
ingresar íntegramente en el proceso de valorización y hacerlo sólo
fraccionadamente en el proceso de trabajo.
Los
medios de producción nunca pueden añadir al producto más valor que
el que poseen independientemente del proceso laboral al que sirven.
El
obrero no puede añadir trabajo nuevo, y por tanto crear valor nuevo,
sin conservar valores antiguos, pues siempre se ve precisado a añadir
el trabajo bajo determinada forma útil, y no puede agregarlo bajo
una forma útil sin convertir productos en medios de producción de
un nuevo producto, y por tanto sin transferir a éste el valor de
aquéllos. Es, pues, un don natural de la fuerza de trabajo que se
pone a sí misma en movimiento, del trabajo vivo, el conservar [250]
valor al añadir valor, un don natural que nada le cuesta al obrero
pero le rinde mucho al capitalista: la conservación del valor
preexistente del capital.
Otra
cosa ocurre con el factor subjetivo del proceso laboral, la fuerza de
trabajo que se pone a sí misma en acción. Mientras el trabajo, en
virtud de su forma orientada a un fin, transfiere al producto el
valor de los medios de producción y lo conserva, cada fase de su
movimiento genera valor adicional, valor nuevo.
El
plusvalor constituye el excedente del valor del producto por encima
del valor de los factores que se han consumido al generar dicho
producto, esto es, los medios de producción y la fuerza de trabajo.
El
excedente del valor total del producto sobre la suma del valor de sus
elementos constitutivos, es el excedente del capital valorizado por
encima del valor que tenía el capital adelantado en un principio.
Los medios de producción, por una parte, la fuerza de trabajo, por
la otra, no son más que diversas formas de existencia adoptadas por
el valor originario del capital al despojarse de su forma dineraria y
transformarse en los factores del proceso laboral.
La
parte del capital, pues, que se transforma en medios de producción,
esto es, en materia prima, materiales auxiliares y medios de trabajo,
no modifica su magnitud de valor en el proceso de producción. Por
eso la denomino parte constante del capital o, con más concisión,
capital constante.
Por
el contrario, la parte del capital convertida en fuerza de trabajo
cambia su valor en el proceso de producción. Reproduce su propio
equivalente y un excedente por encima del mismo, el plusvalor, que a
su vez puede variar, ser mayor o menor. Esta parte del capital se
convierte continuamente de magnitud constante en variable. Por eso la
denomino parte variante del capital, o, con más brevedad, capital
variable.
(Los
mismos componentes del capital que desde el punto de vista del
proceso laboral se distinguían como factores objetivos y subjetivos,
como medios [253] de producción y fuerza de trabajo, se diferencian
desde el punto de vista del proceso de valorización como capital
constante y capital variable).
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